¿Quién fue Dian Fossey?

Dian Fossey, apodada (Mujer Gorila), fue una primatóloga y conservacionista estadounidense que dedicó las últimas dos décadas de su vida a estudiar a los gorilas de montaña, altamente amenazados de la República Democrática del Congo (antes conocida como Zaire) y Ruanda.

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Pasión por los gorilas

La relación de Dian con el gorila de montaña se puede describir como un amor a primera vista. Su pasión por los gorilas se debía a dos factores: la química y la conservación.

Química:No cabe duda de que hubo una conexión natural entre Dian Fossey y los gorilas desde el primer encuentro. En la película Gorilas en la Niebla, dijo: "No hay palabras para describir la alegría y la satisfacción total que uno siente después de estar sentado con ellos durante varias horas en mutua confianza". ¡Fue su confesión! Solo podemos verbalizar su afecto hacia el gorila. Al igual que amas a tu pareja, amigo o mascota, solo puedes racionalizarlo.

Conservación:Dian Fossey se adentró en los bosques neblinosos de Ruanda con una devoción feroz que parecía el comienzo de una aventura real, decidida a proteger a los gorilas de montaña que llegó a conocer como gentiles gigantes de la niebla. Viviendo en campamentos improvisados ​​en Karisoke, pasó largas madrugadas rastreando espaldas plateadas a través de la maleza enmarañada, dibujando cada uno de sus gestos y descifrando los intrincados lazos de sus grupos familiares. Pero Fossey era más que una observadora: se convirtió en una formidable guardiana, organizando patrullas contra la caza furtiva, confrontando a los cazadores con férrea determinación y reuniendo apoyo global a través de su libro emblemático, Gorilas en la Niebla. Al forjar conexiones profundas con las comunidades locales, ser pionera en intervenciones veterinarias y establecer el Fondo Digit para financiar la conservación, transformó el estudio científico en una cruzada por la supervivencia, asegurando que estas raras criaturas sobrevivirían a su leyenda en los mismos bosques que amaba.

Solo quedan 200 gorilas de montaña en el mundo, por eso lucho con tanta fuerza por ellos. Quien mata a los animales hoy, es quien mata a quienes se interponen en su camino mañana.

ديان فوسي

Trabajo e impacto

La fundación del Centro de Investigación Karisoke por Diane Fossey, exactamente a las 16:30 del domingo 24 de septiembre de 1967, revolucionó la forma en que los científicos estudian a los gorilas de montaña, proporcionando las primeras observaciones sistemáticas a largo plazo de las estructuras sociales y el comportamiento de los gorilas de espalda plateada. El nombre deriva de dos de las seis montañas de la región de los Volcanes de Ruanda: “Kari” por las primeras cuatro letras del Monte Karisimbi, que dominaba su campamento desde el sur; “soke” por las últimas cuatro letras del Monte Karisimbi. Visoke (también conocido como Bisoke), cuyas laderas se elevan hacia el norte unos 3670 metros. Gracias a las meticulosas notas de campo de Diane Fossey y a sus hallazgos publicados, los conservacionistas actuales poseen un conocimiento profundo de la ecología de los gorilas, que sustenta las estrategias modernas de protección y la gestión del hábitat.

Al liderar patrullas contra la caza furtiva y forjar alianzas con las autoridades ruandesas y las comunidades locales, Diane Fossey creó un plan para la defensa comunitaria de la vida silvestre, que sigue siendo fundamental para la protección de los gorilas de montaña. Su creación del Fondo Digit para financiar la atención veterinaria y los salarios de los guardabosques sentó un precedente para los modelos de financiación de la conservación, garantizando que los equipos de protección actuales se beneficien tanto del apoyo internacional como de la participación comunitaria.

El trabajo pionero de Diane Fossey, habituando grupos de gorilas para una observación minuciosa, también sentó las bases de la industria actual del turismo de gorilas, equilibrando el acceso de los visitantes con estrictas normas éticas y de seguridad. Los protocolos de ecoturismo que ayudó a desarrollar no solo generan ingresos vitales para la conservación y las economías locales, sino que también fomentan la defensa global de estos primates en peligro de extinción. Gracias a su legado, el senderismo responsable con gorilas continúa financiando la protección del hábitat e inspirando a nuevas generaciones de conservacionistas.

Al planificar su excursión para ver gorilas, recuerde que Dian Fossey dedicó cada instante de su vida —y luchó con valentía inquebrantable hasta su último aliento— para asegurar la supervivencia de los gorilas de montaña. Fundó el Centro de Investigación Karisoke, dirigió audaces patrullas contra la caza furtiva y forjó sólidas alianzas con las comunidades locales, sentando las bases de estrategias modernas de conservación que protegen a estos amables gigantes en sus hogares envueltos en la niebla.

Al pagar la tarifa de la excursión, estás impulsando directamente las iniciativas de conservación que Dian Fossey impulsó hace décadas. Tu contribución ayuda a capacitar y equipar a los guardabosques, apoyar la restauración del hábitat liderada por la comunidad y financiar la investigación continua sobre la salud y el comportamiento de los gorilas, garantizando así que el legado de Fossey perdure en cada sendero que recorras y en cada espalda plateada que veas.

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La muerte de Dian Fossey

La noche del 26 de diciembre de 1985, Diane Fossey yacía en su sencilla cabaña del Centro de Investigación Karisoke cuando un intruso con un machete la abatió, quitándole la vida a los cincuenta y cuatro años. Había pasado casi dos décadas viviendo entre gorilas de montaña en el Parque Nacional de los Volcanes de Ruanda, enfrentándose sin miedo a los cazadores furtivos y denunciando la difícil situación de estos gentiles gigantes. Cuando los guardaparques encontraron su cuerpo junto a su escritorio, encontraron la cabaña saqueada, con papeles esparcidos y el equipo destruido, evidencia de que su inquebrantable lucha contra los delitos contra la vida silvestre la había convertido en una mujer marcada.

Tras su asesinato, la comunidad conservacionista se unió para continuar la misión de Diane Fossey. Aunque la investigación oficial no fue concluyente y la controversia aún envuelve la identidad de su asesino, sus colegas siguieron adelante: reforzaron las patrullas contra la caza furtiva, expandieron el Fondo Digit y continuaron los protocolos de investigación que ella impulsó. Hoy, miles de turistas recorren los bosques neblinosos que ella amaba, generando fondos vitales que sustentan el monitoreo de gorilas, la protección del hábitat y el desarrollo comunitario; prueba viviente de que el legado de Fossey perdura, convirtiendo la tragedia en una luz de esperanza para los gorilas de montaña.